En palabras de J. Welwood, la esencia de todo descubrimiento creativo ya sea en el ámbito de la terapia, de las artes o delas ciencias reside en el proceso que oscila entre lo articulado y lo no articulado. Es decir aquello de los que somos capaces de darnos cuenta, aquello que llegamos a sentir, como diría el filósofo Max Picard, “el lenguaje solo tiene potencia y profundidad cuando surge del espacio indiferenciado más amplio que se encuentra más allá de las palabras, en un proceso que va desde el silencio a la palabra, de ahí nuevamente al silencio, y así sucesivamente, de modo que la palabra siempre proviene del centro de silencio….”
Palabras plenas, palabras en las que te reconoces, que sintonizan con la sensación vivida y que como un collar de perlas, hace que brote una siguiente de la misma fuente y con la misma calidad y se unan hacia una plena visión de ti mismo.
¿Y si cultivásemos este vasto espacio tan desconocido y a la vez tan fértil y creativo? Un espacio que da lugar a lo que quiere ser dicho. Un silencio del que brotan las comprensiones profundas del Alma.
14
Oct