Nuestro más profundo temor no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo se debe a que somos inmensamente poderosos. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentosos, maravilloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Minimizarte no le sirve al mundo. No hay nada valioso en encogerte para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos estamos destinados a brillar, como hacen los niños. Nacimos para manifestar la Gloria que está dentro de nosotros. Esto no les ocurre solamente a algunos de nosotros, sino a todo el mundo. Y al dejar que nuestra luz brille, inconscientemente ayudamos a los demás a que hagan lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia automáticamente libera a otros.
Marianne Williamson
13
May